El presente libro plantea una cuestión muy sencilla: ningún hombre es como los demás. Su patrimonio genético es único como única es la aventura que vive, pero, a la vez, lo que tiene en común con todos los demás es el poder de participar en su propia creación a partir de aquello que ha recibido y de las aportaciones de su entorno. Mediante todo esto, lo que intenta Albert Jacquard es ilustrar casi didácticamente al lector sobre los progresos de la genética, que nos permiten ya por fin, hoy en día, comprender el fabuloso acontecimiento de la fabricación de un individuo a partir de otros dos, de todo lo cual acaban surgiendo ciertas cuestiones fundamentales que ahora adquieren una nueva comprensión de las inteligencias, etc. El resultado es una gran paradoja, el descubrimiento de nuestras maravillosas propiedades: campeones de la complejidad, somos al mismo tiempo campeones de la autoestructuración, es decir, coautores de nosotros mismos, por lo que se trata de negar las diferencias, sino de enriquecerse con ellas.