Este libro pretende ofrecer respuestas a la pregunta que se plantean con perplejidad todas las sociedades occidentales contemporáneas: ¿Cómo es posible que, tras una inversión multimillonaria, y cuando tenemos el mejor sistema educativo que hemos tenido nunca, haya descendido el prestigio social de la educación? Sus páginas deben servir de reflexión a los responsables de nuestro sistema educativo, para entender las tendencias y expectativas sociales que la sociedad proyecta sobre el mundo de la educación. Igualmente a los responsables de los medios de comunicación, que sin duda, con el ánimo de mejorar las deficiencias del servicio público de la educación, pueden estar contribuyendo a fomentar unas imagen social negativa, que finalmente, empeore el funcionamiento del sistema. Los profesores deben usar este libro como un tema de reflexión. Saber cómo nos ven los demás puede comportar sorpresas. Es el mismo efecto que se produce cuando se oye nuestra propia voz grabada. Nuestra propia imagen no siempre se corresponde con la imagen que los demás tienen de nosotros. Una visión de nuestra imagen social puede ayudar a corregir errores, enmendar actitudes y atender expectativas, sin perder por ello la propia identidad.