Gracias a los avances sociotecnológicos y una redistribución más igualitaria de la riqueza, el gobierno ya no trata de colmar las necesidades básicas de la población, sino de procurarles su autorrealización. Cada ciudadano, tras trece años de educación dirigida a captar todos los estímulos posibles que una persona pueda recibir, tiene el derecho a elegir un Sueño entre los que ofrece el gobierno. El ciudadano, por su parte, cederá un año de su vida cuando el gobierno así lo requiera en la consecución del Sueño de otra persona.

Simeón, un joven de diecisiete años, vive con sus padres y sus dos hermanas gemelas de once años. Tiene genuina curiosidad por averiguar cuáles serán, llegado el momento, los Sueños de las pequeñas. Misma genética, misma familia, mismo ambiente, mismas relaciones ¿Cuáles serán sus elecciones? ¿Qué son los Sueños? ¿De qué están hechos? Simeón, aunque todavía tiene un año de educación por delante, tiene muy claro el suyo: quiere ser político, como su padre. Sin embargo, una nueva compañera de clase aparecerá en su vida rompiendo todos sus esquemas y haciéndole dudar de si en realidad los Sueños funcionan como él creía.