La trata de personas es considerada una problemática social que ha tomado relevancia en los últimos tiempos, a nivel cualitativo y cuantitativo. No hay dudas de que se trata de una modalidad delictiva, que no solo trasciende fronteras sino que también viola los derechos fundamentales básicos.
Como se contempla a lo largo de la investigación, la necesidad de un trabajador social interviniente capacitado sobre la problemática, asegura que se pueda llevar a cabo una especialización a la hora de intervenir con trata de personas.
No alcanza con restituir a las víctimas a su núcleo familiar, sino que se requiere de una intervención también con dicho núcleo a fin de saber si se encuentra preparado para recibir a la víctima de trata. Por lo que se requiere de equipos de intervención y tratamiento entrenados, que articulen acciones entre los diferentes actores de la sociedad. Tanto como una formación especializada de los profesionales, se requiere de un compromiso y una acción judicial que castigue a proxenetas, clientes y mediadores.
De este modo, la trata con fines de explotación sexual son dos caras de una misma violencia contra las mujeres. Subyacen detrás de esta realidad concepciones altamente vinculadas a cuestiones de género que ubican a las mujeres históricamente en un lugar subalterno, con capacidad de decisión limitada tanto en la esfera pública como en el seno de la familia, que detentan sie,pre autoridad moral sobre las mujeres y derecho de decisión sobre sus acciones, lo que produce naturalmente desigualdad social para las mismas.
Así, la desigualdad siempre genera vulnerabilidad, y esta última da lugar a la violencia de género, la cual comprende la trata de personas, que en un 90% representa a la explotación sexual, motivo por el cual afecta mayormente a mujeres y niñas. 10