Rosa María Espriu aborda el estudio de la creatividad como base de la educación infantil. En su opinión, el medio más adecuado para desarrollar esta actitud es la actividad artística, en sus expresiones plástica, oral y corporal. La autora destaca la importancia de que el maestro, el educador o el padre de familia propicien ambientes sociales y educativos flexibles que reúnan las condiciones necesarias para que el niño se sienta a gusto y pueda manifestar espontáneamente su capacidad creadora. De esta forma sabrá detectar, afrontar y resolver problemas con originalidad utilizando el pensamiento divergente.



El texto se estructura en dos partes: una, donde se ofrece al lector un panorama general de los estudios sobre creatividad realizados hasta hoy, con antecedentes, definiciones, características, análisis de sus diferentes aspectos e importancia como motor del desarrollo humano. La otra parte, presenta un estudio comparativo del grado de creatividad observado en niños que estudian en una misma escuela, pero provienen de ambientes sociales diferentes (rígidos y flexibles). Finalmente, Espriu expone los resultados de dichos estudios, así como las conclusiones que se desprenden de su obra.