En el curso de verano de 1959, Bernard Lonergan dictó una serie de conferencias en la Xavier University de Cincinnati. Su audiencia estaba compuesta principalmente por educadores provenientes del sistema educativo católico. Después de una introducción a la problemática de la filosofía de la educación, el conferencista determinó proceder del modo más concreto posible: partió de un estudio del bien humano, dado que éste es el objetivo de la educación, ya que de la concepción sobre él dependerá la prática educativa. Del bien humano analizó su estructura invariante, sus diferenciales e integración, para pasar luego a estudiar al hombre como un sujeto en desarrollo. Pues esta base, procede Lonergan a detallar los aspectos propios del nuevo aprendizaje en las matemáticas, en las ciencias, en las diferencias filosóficas, en la educación general, en el arte y en la historia. Es de destacar la profundidad de su presentación, ocasionada por su conocimiento de la metodología y estructura de las ciencias naturales, de las ciencias del hombre, de la filosofía y de la teología.