La formación jurídica y filosófica de Díez del Corral, arraigada en una antigua tradición humanista y en una sólida amplitud cultural, ha cristalizado en una serie de obras de filosofía política, histórica de las ideas y sociológica del arte de una gran originalidad. Como filósofo e historiador, ha mostrado siempre su preocupación por recuperar la tradición liberal de nuestro país, insertándola en la historia común de los demás pueblos de Europa, preocupándose de integrar, desde el condicionamiento histórico real de cada época determinada, una ingente documentación de datos políticos, económicos, militares, diplomáticos y estéticos, en una unidad temática que respeta, sin embargo, la multiplicidad de niveles de la realidad. Si existen, en efecto, puntos de permeabilidad o transparencia entre estos niveles, nunca hay en su obra confusión o reduccionismo de unos a otros. Pocos autores españoles han sabido vincular mejor el examen filosófico y político de la historia del pensamiento, o analizar las dimensiones de lo social y lo estético en la obra de arte desde una perspectiva sociológica del conocimiento y del arte, con la riqueza de matices y la potencia de una interrelación entre pensamiento y realidad, en donde lo formal no es la envoltura de los contenidos sino una complejísima relación recíproca.