Este es un libro sobre un Don Quijote cualquiera. Nadie pretenda ver en él una copia del lenguaje escrito de Cervantes. Modestamente, sólo pretende recordar que en todos los tiempos han existido personajes que han intentado denunciar, sin demasiado éxito, las miserias de la condición humana. Unos han acabado idos, y otros, injustamente enriquecidos, pero sólo se han sentido felices los que han amado. Desde el Potosí o de la perseguida plata del Perú hasta las autonomías del despilfarro, siempre se han hecho recaer en las espaldas del más necesitado, los errores de pretendidos sabios que hoy han traspasado la línea de lo que ya era difícilmente tolerable. Para el escribiente de este sarcástico relato, formado en las ubres del mercado, se hace muy difícil justificar unas crecientes inversiones financieras a medio plazo, en realidad destinadas a atizar el descontrolado fuego del gasto. Pero en broma o en serio, esperen a leer el libro para certificar si comparten o no mi opinión. De todos modos, sigan mi consejo: No sean Quijotes, nadie se lo agradecerá.