Los Ejercicios ignacianos no pueden quedar reservados a las comunidades de religiosos/as o a los grupos de laicos de tradición más o menos burguesa o intelectual. También en ambientes más populares pueden servir de base para el crecimiento de la persona como cristiano militante y para la maduración de las comunidades cristianas.


Esta es la propuesta de este libro, el cual, aunque pretende ser muy fiel a la metodología ignaciana, tiene los límites propios de cualquier adaptación. Pero es el propio Ignacio quien anima a adaptar el método para que, de manera realista, responda a las necesidades del ejercitante en concreto.


La experiencia de estos Ejercicios ignacianos arranca del supuesto que contempla san Ignacio cuando habla de aquellas personas a las que sus actividades les impide retirarse una temporada suficientemente larga, y propone una "adaptación" para que tales personas puedan hacer los auténticos Ejercicios.


La adaptación realizada en este caso responde a una experiencia de cinco años con Comunidades Cristianas Populares y Comunidades de Vida Cristiana (CVX) del área metropolitana de Barcelona, a cuya situación ha tratado de adaptarse, manteniendo siempre la fidelidad a la dinámica interna y a la temática y contenidos ignacianos y aportando todo el realismo de la vida cotidiana y una larga experiencia de cuatro meses de oración, acompañamiento espiritual y discernimiento, en orden a encontrar la voluntad de Dios sobre la propia vida.