En puertas de la Navidad del año 2000, Enrique inicia el regreso a sus orígenes en la comarca vallisoletana de Tierra de Campos. En un vuelo desde Nueva York a Madrid viajan con él los fantasmas del pasado. En su maleta, las vivencias del otro lado del Atlántico. Un periplo por varios países de Sudamérica, que inició a sus dieciocho años buscando negocios agrícolas y ganaderos para salvar el desastre económico del que fue víctima: una herencia plagada de deudas e hipotecas. Los recuerdos le asaltan y le dejan el sabor amargo de un deseo exacerbado de avaricia y venganza. Su obsesión y único objetivo: amasar fortuna y asesinar a los dos hombres que acabaron con la vida de dos de las mujeres a las que amó con locura. Reconoce haber logrado todo lo que se había propuesto salvo lo que verdaderamente deseaba. Ahora se enfrenta a su último destino: redimir la culpa de su alma atormentada por los crímenes cometidos. En aquel lugar de soledad, recluido entre los muros de un convento, el protagonista de la novela se encontrará frente a frente y desnudo con su verdadero sino: la soledad que le acompañó desde niño.