Es en Rodez donde Antonin Artaud vuelve a ponerse a escribir verdaderamente. La carta ya no es solo, como Ville-Evrard, la llamada que lanza a sus amigos para hacer oír su miseria y para pedir que se ponga fin a su horrible situación, sino que vuele a ser, como en la época de la Correspondance avec Jaques Riviere, obra de escritor, tanto más cuanto que las circunstancias (la guerra, el aislamiento en que se halla, la dependencia hospitalaria a la que está sometido) la convierten en su único medio para comunicar lo que tiene que decir tras siete años de relegación. Como además se verá, algunas de estas cartas están expresamente destinadas a la publicación. Su interés, al menos en lo que se refiere a las que hemos podido llegar a conocer, se ha revelado tan excepcional que nos ha parecido indispensable publicarlas. Este primer volumen comprende las cartas escritas en 1943-1944. Le sigue un segundo con la correspondencia de 1945-1946.